Sobre el silencio

Sobre el silencio

Cuando el silencio habla por nosotros, las viejas tejas del frente de nuestra casa se aflojan y caen al suelo partiéndose en pedazos. Nuestro cuarto favorito de estar se encoge con nosotros dentro y de repente todo lo que somos nos parece más pequeño. La cocina extravía un par de cubiertos, las ventanas de la parte de atrás se empañan y la madera nueva de la puerta de entrada cruje haciéndonos pensar que hay alguien afuera. Las pantuflas ya no nos quedan como antes, no importa cuánto apretemos el dentífrico ya no podemos sacarle más. Las heridas de la infancia vuelven a doler, una persona que queríamos mucho se olvida de nosotros, se demora más en esperar a que el agua salga caliente del grifo, los recuerdos se mezclan con los sueños y olvidamos nuestro olor secreto favorito. Los pensamientos arremeten más fuerte contra los bordes de nuestra mente para salir, la voz se nos quiebra cuando estamos distraídos y, al vernos en el espejo, nuestra sombra parece querer irse hacia otro sitio. Por todas estas razones, jamás he podido quedarme callado cuando siento que tengo algo para decir y pido mil disculpas si por eso he ofendido o dañado mi vínculo contigo, lector, si alguno de mis posts te ha ofendido o te ha parecido demasiado pretencioso o contener demasiadas palabras.

El silencio es el padecer de los mudos y los sordos; no podemos permitir que, por quedarnos callados, el mundo se llene de otros que hablen por nosotros. Es necesario tener una manera de combatir esta confusión para que las mentes sensibles sigan resonando unas con otras a través de todos los demás alcanzándose, abrazándose y muriendo o viviendo de amor sin que otros elijan qué es lo que están pensando, sintiendo, imaginando o soñando. Por eso te pido, con afecto, estimado lector, que tengas compasión por aquellos que hablan o escriben mucho y les contestes a tu manera, ya sea con un like, un comentario o simplemente donándoles dinero, o en mi caso, comprando mi novela Click aquí, porque los artistas tenemos una profesión común, que es la de despertar las mentes que viven presas del silencio con el afán de que también se animen a hablar de una manera que haga crecer el alma de todos alrededor y no sólo la de unos pocos afortunados, que con paciencia infinita o por circunstancias azarosas, se han quedado cerca la suficiente cantidad de tiempo para saber lo que nos está pasando cuando nos quedamos callados. Todos moriremos algún día y es sólo gracias a la cultura que las almas tienen algo que encontrar cuando llegan al mundo que las inspire a creer que con tiempo y esfuerzo pueden llegar a ser personas maravillosas.