Esta es la historia de un suicida. Normalmente los suicidas tienen historias cortas porque se suelen matar a los pocos capítulos de comenzado el relato, pero en este caso, si bien al protagonista no le faltarán razones para hacerlo, circunstancias fortuitas o soplos vitales, tempestades más bien, lo guiarán por otros caminos tal vez más arriesgados. Un empleado que consume su tiempo en la oficina de forma automática y mecánica -siguiendo la lógica de millones y millones de vecinos a lo largo y ancho del planeta- se encuentra un día a sí mismo, mirando allí donde no tenía que mirar. ¿Ciencia ficción, literatura fantástica, o los avances de una tecnología cada vez más real? El suspenso y la tensión llevarán al lector a los límites de lo impensable, esos bordes en los que el pasado anuda con el futuro. Una idea tan temible que una vez desatada ya no se puede borrar.